En diciembre de 2010, la Contraloría Federal (“CGU”), órgano de control interno del Poder Ejecutivo Federal brasileño y también responsable de prevenir y combatir la corrupción en el país, junto con el Instituto Ethos, una organización no gubernamental que combate la corrupción , creó el sello Pró-Ética. Este sello fue el primero de su tipo en América Latina para promover e incentivar la adopción de medidas de integridad y anticorrupción en el sector empresarial. En 2014, Pró-Ética fue reestructurada para adaptarse a los cambios traídos por la Ley N° y establece los parámetros de evaluación de un programa de integridad. De esta forma, se creó una nueva metodología para la evaluación y divulgación de las empresas acreditadas por Pró-Ética.
Pró-Ética se ha ido consolidando en Brasil y en el exterior a lo largo de los años, habiendo recibido el reconocimiento de importantes entidades internacionales. En 2012, la Organización de los Estados Americanos (“OEA”) consideró Pro-Ética una buena práctica en Brasil. Asimismo, en 2013, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (“UNODC”) también elogió a Pró-Ética, afirmando que es una iniciativa innovadora para reconocer a las empresas que tienen prácticas anticorrupción de alto nivel. Este año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (“OCDE”) consideró a Pró-Ética como una buena práctica en línea con lo que aplican los miembros de la OCDE.
Otro factor que demuestra esta consolidación es la iniciativa del Gobierno de Paraguay, anunciada ahora en mayo de 2022, de instituir un sello de integridad para fomentar una cultura de ética e integridad en los negocios, inspirado precisamente en el CGU Pro-Ética. Esta iniciativa nació a raíz de un proyecto de cooperación trilateral entre Brasil, Paraguay y Alemania denominado “Fortalecimiento de la Integridad en Tiempos de Crisis”. Asimismo, la CGU informó que Colombia también desarrolla una práctica similar de sello de integridad, inspirada en Pró-Ética.
Además de estas iniciativas internacionales, en Brasil también vale la pena señalar que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (“MAPA”) instituyó el Sello Más Integridad en diciembre de 2018 con el objetivo de fomentar la integridad en los agronegocios en relación con aspectos de responsabilidad, sustentabilidad, ética y también en la mitigación de riesgos de fraude, soborno y corrupción. A diferencia de Pró-Ética, que se enfoca en el cumplimiento y la gobernanza empresarial, el Sello Mais Integridade es más amplio en el sentido de considerar también los aspectos sociales y ambientales, dentro de una lógica ESG (Environmental, social and Corporate Governance).
También hemos visto un aumento significativo en la demanda interna del sello Pró-Ética en los últimos años, además del mencionado reconocimiento internacional e inspiración para otros sectores y países. Según la CGU, en 2022 hubo récord de registros, con un total de 195 empresas evaluadas, así como actualmente hay 67 empresas acreditadas con Pro-Ética para el bienio 2020-2021, cifra 250% superior a la de 2018, bienio -2019.
Es posible observar que la existencia comprobada de un programa de integridad favorece la generación de nuevos negocios. La Ley N° 14.133/2021, conocida como Nueva Ley de Licitaciones, por ejemplo, determinó que la existencia de un programa de integridad será un criterio de desempate en los procedimientos de licitación, así como obligar a la implementación del programa en el caso de contratos de gran envergadura. Si bien las disposiciones antes mencionadas aún requieren regulación – tanto para la evaluación técnica del programa de integridad como para la definición de “gran contratación” – la acreditación por el sello Pró-Ética puede ser considerada una ventaja competitiva para las empresas que pretenden celebrar contratos con la Administración Pública Brasileña.
También es importante resaltar que, en el sector privado, las empresas buscan cada vez más hacer negocios con socios que compartan los mismos niveles de integridad y transparencia. Así, el sello Pró-Ética ya es un diferencial para el negocio.
El movimiento de creciente interés por el sello Pró-Ética, y sus equivalentes en otros países y sectores, también atiende las demandas del actual mercado consumidor. Son varios los estudios que señalan que los consumidores buscan cada vez más adquirir productos y servicios de empresas comprometidas con temas éticos, sociales y de sustentabilidad.
De la misma manera, esta tendencia también se observa en el mercado financiero, dado que ya se observa que los inversionistas individuales de las nuevas generaciones priorizan no solo las utilidades e ingresos de las empresas para tomar sus decisiones de inversión, sino que también consideran sus preocupaciones con aspectos integridad, social y sostenibilidad.
Tales datos demuestran que además de la ganancia inmediata para las empresas con la adopción de mecanismos de integridad, que promuevan la prevención, mitigación y remediación de riesgos, también hay una ganancia en imagen que puede resultar en aumento de ventas o atracción de inversionistas. En este sentido, la acreditación mediante sellos de integridad puede facilitar la exposición de empresas comprometidas con la ética y la integridad.
Así, considerando estos factores, la obtención de la Pró-Ética y cualquier sello de integridad sectorial son un camino sin retorno para las empresas que buscan expandir sus negocios en Brasil y América Latina, dado el crecimiento de la iniciativa en otros países de la región.
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Cláudia Massaia | Abogada Senior en el área de Compliance & Investigaciones | cmassaia@demarest.com.br
Heitor Araújo | Abogado Junior en el área de Compliance & Investigaciones | hsaraujo@demarest.com.br